(A Andalucía y a Carlos Cano, el 28 de Febrero de 2.011)
“Andalucía y Carlos
Cano.”
Cano.”
-Esta vez se nos ha hecho el fin de semana un poquito más largo y… no viene mal, ¿verdad? Hombre, ya se sabe, ¡No viene mal nunca! Pero es que esta ocasión es especial, ¿no le parece? ¿Que… por qué lo digo? Pues por qué lo voy a decir, ¡alma de cántaro! Porque hoy es el día de Andalucía y yo a eso le tengo un respeto. Lo celebro de una forma muy sencilla: poniéndome mi banderita andaluza en la solapa y escuchando flamenco o música de Andalucía y mire, hoy, en vez de desayunar café con churros me he puesto una tostá con un buen chorro de aceite de oliva… También leo algo en este día, mire usted, leo “El Ideal Andaluz”, de D. Blas Infante, que dicen que fue el padre de la patria andaluza y que yo lo tengo desde que era… desde que era joven y revolucionario. Ya, ya sé que cuando se es joven, si uno no hace la revolución es que no hace nada y que cuando uno se va haciendo “pureta”, si el menda sigue haciendo la revolución en la cocina de su casa, dicen que… En fin, yo no sé si seguiré anclao en el tiempo de la juventud, pero le sigo diciendo que para mí este día sigue siendo especial y que me gusta sentir entre mis manos el viejo libro de Blas Infante porque me siento… ¿Cómo le diría yo? Como dentro de algo mío ¡Eso es! ¿Mande? ¿Cómo dice usted que le parece D. Blas? ¿Hengeleniano, dice?... ¡Ah! Oiga, ¿y eso qué es? ¡Ya!. Quiere decir que le gustaba leer a ese tal Martin Hengel, un filosofo alemán de más o menos su tiempo, ¿no? Con razón a mí me cuesta algunas veces tanto trabajito entenderlo… Como un servidor no tiene ni idea de alemán…
- A lo que iba. A mí este día me trae muchos recuerdos. Uno de ellos es el de la constitución de la Junta Preautonómica de Andalucía, que ¡vaya con el nombrecito que pusieron! La presidía un señor que se llamaba D. Plácido Fernández Viaga y el acto, muy solemne, se celebró en el palacio de la Diputación de Cádiz, la ciudad con más gracia del mundo y la más antigua de occidente. ¡Más que Roma! A mí eso me lo contó un amigo que cantaba en una comparsa y trabajaba de chófer del Presidente. Vamos, que estaba una jartá de enterao. Ese fue el que me coló en aquel acto al que asistía tanta gente de postín. Allí estaba to la jarca de la política de entonces: el Alfonso Guerra y el Felipe González, que aquel día no llevaba la camisa a cuadros y la chaqueta de pana, sino que iba como un recién casao. Vestía traje y corbata negra con camisa blanca y unas niñatas, cuando entraba en el salón donde se celebraría el inolvidable acto lo piropearon: ¡Queremos un hijo tuyo! Pues no, no se ría usted, porque por aquella fecha, hace la friolera de 33 años, los mismos que Cristo, mire por donde. Pues, por aquel entonces, le decía, el chaval tenía muy buena percha: alto, delgao, moreno agitanao y con un pedazo de boca, que le pegaba un bocao a una esquina y hacía un quiosco con quiosquero dentro y to. También estaba el Alejandro Rojas Marcos, D. Manuel Clavero Arévalo y algunosmás… A mí el Rojas Marcos me olía un poco a chamusquina; yo creo que se equivocó. ¿Que por qué, dice usted? Pues mire, yo creo que para Andalucía no podíamos importar un partido nacionalista como el vasco o el catalán, porque esos partidos, según tengo entendido, están formados por burguesías y por aquí no hay mucho de eso. Aquí lo que siempre ha habido es mucho currante y mucho parao; por eso seguíamos emigrando a Cataluña, por ejemplo, a trabajar para los catalanes… para que luego nos digan xarnegos… ¡La madre que los…! ¿Quién les ha construido a ellos media Barcelona? ¡El hambre de los andaluces! El trabajo de los andaluces, que no somos vagos, y el que lo diga, que se venga a segar a la Campiña de Jerez, por ejemplo, a las cinco de la tarde de un mes de Agosto… ¿A ver quién es el vago y quién es el xarnego?
- Pero hoy es día de fiesta, vecino, aunque claro, que sea de fiesta no significa que no sea también día de reivindicación, eso está claro… ¡Ni que tuviera algo que ver el tocino con la velocidad!-Siguiendo con aquel acto, recuerdo que al final se cantó el Himno de Andalucía y que lo canté con el pecho lleno de orgullo con el Felipe y to la jarca. ¡Cuántas esperanzas, vecino! ¡Cuántas ilusiones fueron puestas en aquel Himno! Por cierto, que yo lo canté como lo cantaba mi partido… No, vecino, no importa cuál era ¿qué más da? Sólo le digo que al final, donde se dice: “…sean por Andalucía libre, España y la humanidad”, nosotros cambiábamos un poco la letra y decíamos: “… sean por Andalucía libre, los pueblos y la humanidad.” ¡Cosas de la juventud revolucionaria!
-En cuanto a D. Blas, él hablaba mucho de la solidaridad entre los pueblos, pero tengo entendido que, al final, estaba un poco mosqueao con eso de la solidaridad y, si no lo hubieran fusilado los falangistas a las afueras de Sevilla, tal vez (aunque al que lo paren de buena madera, se muere de la del mismo árbol) hubiera cambiado un poco su forma de pensar.
-También hay recuerdos tristes, como el de García Caparrós, aquel joven malagueño que murió cuando el día nacional de Andalucía era el 4 de Diciembre, tras una carga de la policía. O como el de que el Sr. Presidente de la Diputación -¡con qué ganas me quedo de decir diprostitución!- del mismo Málaga se negara a que nuestra bandera fuera izada en sus mástiles, a pesar de haber sido aprobado en Pleno… ¡Qué vergüenza! Y como en todas las fiestas, vecino, siempre se recuerda a los que ya no están con nosotros y yo, esta mañana, me he acordado de Carlos Cano. ¡Cómo cantaba!, ¡con qué sentimiento! ¡Qué poeta se le fue a Andalucía! Se fue de lo mismo que tengo yo, que también ando fastidiao de la caja cambios. Cuando se fue yo le dediqué un poema, vecino. Sí, me da vergüenza
enseñárselo, pero lo tengo aquí. Habla de Al-Mu’tamit, que fue un rey moro de Sevilla y de Ibn Rushd o Averroes que fue un filósofo Andaluz y del que también sé algo. ¿Dice que quiere que se lo lea? Bueno, pero que conste que siento vergüenza. No me pregunte por qué, sé que es una tontería… Bueno, ahí va:
enseñárselo, pero lo tengo aquí. Habla de Al-Mu’tamit, que fue un rey moro de Sevilla y de Ibn Rushd o Averroes que fue un filósofo Andaluz y del que también sé algo. ¿Dice que quiere que se lo lea? Bueno, pero que conste que siento vergüenza. No me pregunte por qué, sé que es una tontería… Bueno, ahí va:
“Salan Aleikum”
(A la memoria de Carlos Cano)
Por un oasis de nubes
se pasea Boabdil
soñando con la guitarra
que tañe el Darro en “Graná”,
mientras madura en su boca
la miel de la “bien pagá”.
Del Guadalquivir salen
pétalos a navegar,
como si fueran la nieve
que un día le prestó abril
a la morita encantada
del rey Al-Mu’tamid.
Rotas quedan las cuerdas
por el negro bisturí
que de un tajo certero
lleva muertes afiladas
con frío filo de invierno
a las puertas de Granada.
Tormentas de almuédanos
con sus plegarias sagradas
convocan a las huríes
para que lloren en duelo.
De noche, la media luna,
brillaba con brillo ciego.
Y un bosque de atauriques,
soplado por vientos fieros,
voló para su mortaja
y sobre mágica alfombra
se lo llevó al firmamento
escoltado por alondras.
¡Alto!, ordenó “el Católico”,
estando a un tiro de honda
de los muros de la Alhambra:
“Que se ha muerto una voz de hada,
que ha muerto un andaluz nuevo;
¡tenga silencio la espada!
Y en todas las juderías
estan las casas cerradas,
nada se vende ni compra,
nada se cambia ni inventa
que sólo en lamentaciones
invierte Judá su ciencia.
Y ha llegado al velatorio,
con séquito de modestia,
Averroes anunciando
la inmortalidad del muerto
a la que nombra universal
el mundo del pensamiento...
Salvochea lo llama
y en su corazón abierto,
comienza a labrar un coro
una plaza gaditana...
Alguién grita:
“¡Viva Andalucia libre!”
y un angel ateo clama:
“¡Respeto!,
respeto en Nueva York
y respeto en Granada,
que no se escuche ni un alma...
que está Carlos de luz presente
como el Lucero del alba.
¿Viva Andalucía libre
en esta triste mañana?
¡Viva Andalucía
sensible!,
que es la que lleva su alma
prendida en el azul
como una viva esmeralda”
Todos callan...
Carlos canta...
Y se arrebola el cielo
sobre su frente bella
como un turbante de tul...
Todos lloran...
Carlos vuela...
“Salan Aleikum” poeta,
“¡Salan Aleikum!.”
-¿Dice usted que le ha gustado? Hombre, pues muchas gracias.
-Se nos hace tarde, vecino. Hasta la semana que viene. ¡Vamos, “León”!
A mí me ha gustado y me ha recordado tiempos donde la lucha por la libertad y la autonomía nos unía mucho más que ahora.Recuerdo a Plácido Fernández Viagas en Ayamonte dando un mitín en la caseta municipal y yo presentándolo.Aún guardo el trozo del mantel de papel donde escribió su discurso.Cuantos recuerdos!
ResponderEliminarQUE BONITO,SALUDOS
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