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jueves, 7 de abril de 2011

9) MONÓLOGOS DE MI VECINO

                                ¡Ese tiene que ser, el tío del T.I.C.!



A los sufridos docentes.



… Pues sí. Ya sé que, para ser una cosita de esa importancia, debería habérsela dicho antes. Porque… ya tenemos confianza, ¿no? Pero es que… La verdad, yo no quería ni estaba convencido y, para ser cabal, que es lo que hay que ser, pues no me apetecía meterme en líos. Vamos, que no es uno de mucho jaleo y que cuando llega del curro lo que le gusta es el peazo de almuerzo que hace la parienta, el telediario, el peazo de sofá, la mantita en invierno y a sobarla hasta la hora de la merienda. Después la peli, cuando no hay Champions Leage, la cena ligerita porque ya se sabe que “de grandes cenas la sepultura está  llena”  y a planchá la oreja como Dios manda porque mañana ¡otra ve a currá! Es la vida del pobre. ¡Qué le vamos a hacer! Yo no lo recuerdo mu bien porque era chiquillo, pero me parece que fue D. Paco Isidro (1) el que cantaba este fandango:

           Por mucho número que echo
                                 la’ cuenta’   no pueo ajustá…
      ¡Er que nace pa tre’ chica (2)
 nunca llegará a reá! (3)

¡Qué grandeza! ¡Qué filosofía tan honda tiene el cante jondo de mi tierra, que no se pue aguantá ¿Dice que vengo hoy mu chauvinista? Po mire usté, sí. Lo que e’ de uno e’ de uno y esta forma de hablá y de sentí e’ mía, y como ayer vi una pintá (que, por cierto, otra vez se están poniendo de moda) que decía: “¡HABLA BIEN, HABLA ANDALÚ!”, po yo he pensao que tiene mucha razón el de la pintá y que, al fin y al cabo, el andalú e’ un adelanto der castellano porque decimo’ lo mismo con meno’ palabra’ ¿Ejtamo’ o no ejtamo’, vecino? Po si ejtamo’ yo via hablá andalú cuando me dé la gana. Gracia’ por su comprensión, vecino.

Sí, hombre, sí. Voy a lo que iba… ¡Cómo nota usted que hasta me cuesta trabajo expresarlo!

Hace un tiempo la parienta me dijo: “Cucha, tu ejtá demasiao tranquilo con lo’gestuio del niño y yo he pensao que hay que mojarse, así que este año te apunta pa’el Consejo Escolá. Yo eso del Consejo Escolá lo había escuchao de lejo y no me hacía ni chispa gracia cambiar mi “nivel de vida” por una reunión aunque fuera de cuando en cuando, pero ya sabe usté: ¡cualquierilla no escucha a la parienta cuando tiene razón! Así que, dicho y hecho. Me presenté a las elecciones y a la gente, con to la malaje que tiene la gente, se le ocurrió elegirme… ¡Adió sofá, adió Champions Leage, adió calidad de vida! Sí, era un día cada quince día, pero es que cuando lo bueno falta un día es como si faltara pa to la vía.  

 Me metí en el Consejo y allí me sentía yo como “gallo en corrá ajeno”. Muchos maestros mu enteraos de su oficio, (como es lo suyo) muchas cosas que yo no entendía y la sensación de estar allí perdiendo el tiempo porque pa lo que hacía…

 En una ocasión el Sr. Director (que es el mandamás del Consejo) habló de lo interesante que resultaba unir el Instituto a una iniciativa novedosa que se llamaba Red de Centros T.I.C. Como lo estaba diciendo el mandamás y como uno es educao y piensa que “zapatero a tus zapatos”, (4) pues levanté la mano en señal de que un servidor estaba de acuerdo con la propuesta y la apoyaba. La verdad es que primero miré por el rabillo del ojo y vi las manos que se levantaban y cuando me di cuenta de que eran todas, pues levanté la mía. ¿Qué eso no es responsabilidad democrática? Ya lo sé, vecino. Ya lo sé. Pero ¿y si me quedo yo solo con la mano sin levantar y to el mundo me hubiera mirao como pidiendo explicaciones? Allí nadie había razonao lo que era un centro T.I.C. Y estoy por decirle que la mayoría de los que levantaron la mano, quitando al mandamás que era el que cortaba el bacalao, tampoco tenían mu clara la cosa. Yo me quedé con el resquemor de haber dicho que sí a algo que no tenía ni pajolera idea de lo que era y que, de haber estao al corriente del asunto, a lo mejor también hubiera dicho que sí, pero con criterio, que es lo que le digo yo a mi chiquillo que hay que tener en la vida y, mire usté por dónde, yo me había comportao como uno no tiene que comportarse, es decir: sin “predicar con el ejemplo”. No me sentía bien. Aquella noche no hice más que dar vueltas en la cama hasta que desperté a la parienta que me preguntó lo lógico ¿Que qué es lo lógico? Pues lo lógico, si la despierto a deshora, es que me haga el dormio como si yo no tuviera que ver nada con el insomnio, pero esa vez no pude fingir y le pregunté: ¿Tú sabes lo que es un centro T.I.C.? No hace falta decirle que lo que me contestó fue que no lo sabía pero que, como la despertara otra vez, era yo el que iba a saber lo que era un “tic-estazo” en la cabeza con el mismísimo despertador.

 Como me precio de ser una persona responsable, no paré hasta que por mis propios y cortitos medios logré enterarme del significado de la sigla T.I.C. Resultó que las puñeteras tres letras (¡qué manía con llenar el lenguaje de cosas raras!) querían decir algo así como Tecnología de la Información y de la Comunicación y que en Andalucía, mi querida tierra, la siglita es normal en la educación pública, contando la modernura con alrededor de mil centros integrados en una misma red que son gestionados de manera centralizada. La red forma parte de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, concretamente de su Dirección General de Participación e Innovación Educativa, que está en Sevilla. Cuando me enteré de aquello me sentí orgulloso de haber levantado la mano e incluso pensé que ya era hora de que fuéramos los primeros en algo más que en el censo de los que trabajan en el paro, en la cantidad de bares, en el número de plazas de toros o en la “realidad nacional” (¿qué puñetas será eso?) que más camareros produce en Europa. Íbamos p’alante con la democracia y aquella mañana me sentaron los churros pues… para seguir con las siglas, y sin que nadie se moleste, de P.M. Está bien, vecino. Reconozco que la sigla introducida es vulgar y de mal gusto además de machista, yo no he tenido mala intención y por eso rectifico, que “es de sabios”: me supieron los churros a gloria bendita.

Pero, qué verdad es que “la alegría dura poco en la casa del pobre”. Hace unos días mi chiquillo vino diciendo que no tenían escuela porque los maestros, o algunos maestros, estaban haciendo un curso para ponerse al día en eso de los T.I.C. La parienta dijo lo de siempre, que los maestros, con tal de escaquearse “levantaban los paños del altar” Pero ahí intervine yo y mis conocimientos y le expliqué que los tiempos modernos eran los tiempos modernos y que los maestros tenían que aprender cosas nuevas para poder enseñar a los chavales como Dios manda, que el polvo de la tiza era malo para la alergia y que ahora las pizarras iban a ser T.I.C. La parienta se calló y al rato me dijo: ¿cuánto vale to eso? Yo, la verdad, hasta ahí no había llegao, pero con tal de no quedar mal empecé otra vez a ilustrarme.

¡Dios mío! ¿Sabe usted cuando vale una pizarra T.I.C.? Cuatro mil euros, vecino.

Al día siguiente me aparece el chiquillo con un ordenador chiquitito que le habían dao en el Instituto y la listilla de la madre le dijo: ¿pa qué quiere’ eso, si tiene’ el portátil de lo’ Reyes y si casi to tu’ amigos tienen otro?

Pa que no me cogiera en otro renuncio, esta vez eché mano de lápiz y papel y empecé a calcular:

4.000 € por mil pizarras modernas son 4.000.000 de euritos, porque me había enterao de que eran por lo menos mil centros T.I.C. Poniendo 10 pizarras por centro llegamos 40 milloncito’.

Ahora, cada centro tiene como mínimo unos 10 curso que a 25 chavale por curso viene a da la friolera de 250 niño. Eso multiplicao por mil centro son 250.000 ordenare’ chiquitito’.

Me enteré de que eso ordenadore cuestan en el mercao unos 200 euros de media, pero pongamos que por la compra al por mayor salen a unos 150 euros ma o meno. Si me paso hay que tener en cuenta que en el número de cursos me’quedao corto. Total, que en ordenadores chiquititos se van algo así como 37.500.000 euros, que sumao a los 40.000.000 de la pizarra moderna, poniendo solo diez por cada centro, nos da la mareante cifra de 77.500.000 euros…

¡Todo sea por la ciencia, la educación y la paciencia! Pero es que… ¿No estábamos en crisis? ¿No le acaban de recortar el sueldo a los maestros un 15%? ¿No tenemos, a pesar de los T.I.C., un fracaso escolar que no se lo salta un galgo?

Pues ahí no acaba la cosa, acaba en que ayer estuve en otro Consejo Escolar y el mandamás informó que el Instituto de mi niño había recibido este año 15.000 euros menos para sus gastos (por la crisis) que si pagaban todas las necesidades básicas, no podrían arreglar las persianas (por la crisis) no podrían pagar la luz (por la crisis) que si en invierno hacía frío, los chavales y los maestros tendrían que trabajar con la pelliza puesta (por la crisis)… A mi corto entender sólo se le ocurrió hacerle al mandamás la siguiente pregunta: ¿cuánto valen las velas?

Me fui a casa mu apesadumbrao pensando en quién habría sio el lumbrera que había empezao la casa por el tejao. Pensando en quién y por qué había sio el que T.uvo tanto I.nterés por C.omprar y, pensando y pensando, llegue a la siguiente conclusión: ¡Ese tiene que se el tío del T.I.C.!

Claro que también pensé en el 15% meno’ de lo’ maestro’, porque ya sabe usté que “mal oficio es aquel que no da viandas al amo”, también en lo’ niño’ con pelliza’ y lo’ deito medio muerto’ de frío… Y con to eso se me vino a la cabeza la’ pelea’ de to lo’ político’ de postín que to lo’ día’  ponen en el telediario y un proverbio africano que reza: “cuando los elefantes luchan, la hierba es la que sufre”.

Buenas noches, vecino. Vamos, León.



Notas del Autor:

1)       “Paco Isidro”.- D. Francisco Barrera García. http://pacoisidro.blogspot.com/

2)       “Chica”.- Según tengo entendido, moneda de aluminio que equivalía a 5 céntimos de las antiguas pesetas. Al parecer era aproximadamente del tamaño de los cinco céntimos de € actuales. Siendo de menor diámetro que la “gorda” (10 céntimos de peseta), dicen que los niños solían machacarla sutilmente hasta hacer coincidir la circunferencia con la de la “gorda”, logrando pasar la de menor valor por la de mayor.

3)       “Real”.- veinticinco céntimos de las antiguas pesetas.

4)       Nadie quiera ver en esta cita un subtexto político, el que lo vea es cosa suya y no mía. Cualquier parecido con la realidad es mera ficción.




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