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jueves, 20 de junio de 2013

DESDE LA CRISIS DE VALORES

DESDE LA CRISIS DE VALORES...


 El gran D. José Luis Sampedro (Barcelona, 1 Febrero 1917 – Madrid, 8 Abril 2013) nos dejó muy clarito que la actual crisis tenía su génesis en otra de valores. Fue en una entrevista televisada en la que, un vocero encorbatado, se apresuró a oponer sin argumentar correctamente (como suelen hacer los voceros) que "jamás había oído disparate igual". Para mí Sampedro, que siempre abogó  por una economía más humana, más solidaria y capaz de contribuir al desarrollo de la dignidad de los pueblos, estaba en la más absoluta de la certezas y el vocero asumía una descalificación vergonzosa que hablaba mucho de su procedencia ideológica suponiendo lo que es imposible de suponer, es decir: que el dinero tenga ideología.

 El deshuase de la ideología empieza con un chaval que ahora anda abogando por que los dos grandes partidos políticos del Estado "espabilen", o lo que es lo mismo: porque el bipartidismo despierte y las cosas sigan tal como están, con las prebendas en vigor y repartidas entre los mismos, sin que importe que sean de un lado o de otro porque, a la hora de la verdad, se respetan como hijos del mismo interés . Este nombrado "sabio de Europa", natural de una barriada de Sevilla llamada Bellavista e hijo del dueño de una vaqueriza (que debería de llevar el orgullo y la decencia del andaluz hijo de andaluz trabajador, prendidos en el alma) no tardó mucho en desclasarse. Opino que comenzó a hacerlo el día en que se quitó la chaqueta de pana marrón clarito y se proclamó vencedor por mayoría absoluta, ganando  aquellas elecciones en las que Landelino Lavilla hundiría a la U.C.D. (bien hundida esté) de los falangistas descastados. Este muchacho nunca estuvo en el exilio y, apenas tuvo oportunidad, trató de cambiarles las siglas al P.S.O.E. Lo quiso con tal vehemencia que llego a decir: "si no lo hacéis me voy". Luego se cargo a la Bahía de Cádiz a través del desmantelamiento de astilleros al igual que hizo con otra industria del Estado, dando como razón de que "la cosa" estaba peor de lo que él había creído. El chaval (sabio de Europa) dijo que "OTAN, de entrada NO", pero lo que quería decir es que, de salida, "nanay de la China".

 Con él, de la mano de un tal Fernando Morán, entramos en la ansiada Europa que hoy nos tiene cogidos por las partes nobles. El tal Fernando Morán (Ministro de uno de sus gobierno) fue víctima de los chistes de los paisanos por sus cacareados despistes, en uno de ellos se cuenta que, tras pedirse de postre tarta en una comida en la que el borbón había pedido una manzana, fue abroncado por el chaval porque claro, un ministro no podía pedir un postre más caro que el de su señor don Juan Carlos. Parece ser que Morán aprendió la lección y, cuando en otra comida (porque estos comen) el monarca pidió de postre jamón con melón, el espabilado del Morán eligió sandia con mortadela. 

 Bien, chistes aparte, el Sr. González fue el inventor del "cuponazo" como solución a la micro-economía, convirtió el Estatuto de los de los trabajadores, en cuanto a la contratación se refiere, en un verdadero arco iris y nos dejó la administración sembrada de capullos, unos rojos y otros de variopintos colores entre los que abundaba el azulón descolorido. Al igual que todos los dirigentes pretenden dejar su huella en la historia, o sea, al igual que François Mitterrand dejó la pirámide de cristal a la puerta del Louvre, el chaval nos legó su impronta personal en la cultura de los pueblos del Estado español. Esta aportación fue conocida como "cultura del pelotazo" y consistió en la máxima de "roba por doquier y no mires a quién" siendo  principales exponentes de esta ideología cultural el hermanos de su vicepresidente, llamado D. Juan Guerra y el jefe de los guardias civiles, un tal Roldán. También nos dejó un apunte sobre el terrorismo de Estado a través de los G.A.L. y comenzó a diseñar la financiación ilegal de los partidos políticos (1989) a través de las empresas Filesa, Malesa y Time-Export. Toda una joya de herencia.

 Por lo dicho, un poco en clave irónica, claro queda que llegado un momento en que todos o casi todos estaban sentados el chaval ordenó: "quieto y parao que estamos to sentaos en el sillón así que, se acabo la revolución" Y se acabó. El coleccionismo inundó la sociedad que sólo quiso tener y tener y tener bienes materiales, lo importante fue el dinero, el chalet adosado se convirtió en imprescindible, la juventud soñó con la moto, el coche nuevecito, o de "la trinka", la discoteca, la droga y la "pasta gansa"... Los que quedamos hablando de ideales fuimos tachados (creo haberlo dicho en otra ocasión) de viejos trasnochados y soñadores. 

La ideología y su futuro se había ido al carajo y el camino quedaba abonado para que el Sr. Aznar ganará las elecciones y rematará la faena desde un economicismo a ultranza que dividía a la sociedad y la hacía mucho más vulnerable. Este criterio se remachó en los ocho años de gobierno de la era de las gaviotas, no se corrigió en el periodo del pusilánime Sr. Zapatero y revienta con el Sr. Rajoy y sus nuevos polluelos de gaviotas. Pero el inicio de todo está en la crisis de la ideología, esa de la que hablaba con tanta razón como desparpajo el gran Sampedro porque, como he apuntado antes, el ser humano se limitó a consumir, consumir y consumir sin que los nobles criterio importaran para nada y permitiéndose que el egoísmo fuera el eje central de la vida.

 Naturalmente este consumo desmedido tendría el precio que ahora pagamos. Preparada la sociedad, el mundo del dinero, la banca, tenía el camino abonado porque era el momento de prestar.

 Por cada diez euros prestados (también pesetas) la banca puede crear nueve ¿Cómo es esto? Fácil, a la banca se le permite crear dinero ficticio y, sobre la promesa de devolución de un crédito de diez euros, por ejemplo, ella puede crear nueve euros que a su vez puede prestar, pero este dinero no tiene nada que ver con el impreso en la Fabrica Nacional de la Moneda y el Timbre, nada más lejos de la realidad. El dinero así creado representa una promesa de pago y sobre de esa promesa el banco creará otra sucesiva. Pongamos un ejemplo: Si yo pretendo comprar un nuevo ordenador (falta me hace) y este cuesta 1000€, como no tengo el dinero pido un préstamo al banco por esa cantidad y el banco hace una anotación contable en mi cuenta,  basada en la promesa del préstamo que he de devolver. Inmediatamente el banco puede crear otra promesa por 999€, que vuelve a prestar. Yo le daré al vendedor de mi portátil (quiero un portátil) el dinero promesa del banco y el vendedor, a su vez, lo ingresará , correspondiendo una anotación en su cuenta. Las anotaciones contables en mi cuenta (al debe de mi cartilla o c/c) y al haber de la cuenta del vendedor se anularan entre sí, por lo que el banco, sin poner nada, se ha llevado con la creación de este dinero procedente de mi promesa de pago de la deuda de 1000 € la cantidad correspondiente a los intereses, es decir: Me prestan (P) ficticio y yo debo devolver (P+i) verdaderos ¿cómo es posible esto si el dinero en circulación sólo es (P), sencillamente no es posible. Llega un momento en que el dinero en circulación no puede responder a él  y a los intereses, por la sencilla razón de que parte del mismo es ficticio y sólo responde a apuntes contables. ¿Es esto legal? Sí. Los bancos son estafadores legales y nada puede exigírseles. Lo que hacemos para devolver los interese es privarnos de otras necesidades. Eso significa disminuir el consumo, o trabajar más, con lo que sobreesplotaremos al planeta caminando hacia un desarrollo insostenible. El banco, por lo tanto, vive en una permanente situación de "suspensión de pagos", ya que si todos los depositantes decidieran pedir su dinero al mismo tiempo, no lograría devolverlo porque el real más el creado desde la deuda estarían prestados o invertidos, pero ellos cuentan con que esta situación no se produzca nunca al mismo tiempo. Cuando se pierde la confianza y la exigencia del dinero por parte de los depositantes de fondos se convierte en realidad masiva, llegamos al crack y corremos el riesgo de los "corralitos"

 En momentos como el actual, en que la deuda privada se retrae, el banco no puede crear dinero a partir de la deuda porque disminuyen o no hay préstamos, no puede seguir con su barita mágica y en consecuencia disminuye el consumo  y cae el empleo. Pero ¿qué ha sucedido en la época de bonanza? Pues sencillamente que se han financiado a las empresas comerciales dominando el empleo y a los Estados, que ya no pueden deshacerse de la Banca, verdadera dueña y señora de la sociedad.

 De dónde partió tod esto es, ni más ni menos, que de dónde nos dijo D. José Luis Sampedro, de la crisis de valores, de una economía que hace que el hombre no piense en su dignidad ni en la de sus congéneres, de una vida que tiene como sentido el consumo máximo, de unos electrodomésticos programados para que funcionen un tiempo y así seguir alimentando al monstruo de la economía insostenible, en definitiva: del  desprecio a la felicidad.

 No es extraño que el F.M.I. nos hable de darle caña a las pensiones y a los sueldos, no lo es que un malnacido ponga en tela de juicio el permiso de 5 días por muerte de un familiar, no lo es que se cuestione el concepto de vacaciones pagadas, no lo es que se diga que hay que trabajar más y cobrar menos, no lo es... No lo es porque perdimos nuestro Norte que era el de la ideología y ellos conservan el suyo que es el de los privilegios.

  Otro modelo de sociedad, donde otra banca actúe con fines sociales y no con mecanismos enriquecedores de los accionistas es posible y necesaria. Ya se hizo en el maquinismo con las Cajas de Resistencia Obrera.

 Y bueno, finalmente deciros que no me acuerdo del nombre de aquel vocero impertinente y desalmado, pero si qué me acuerdo del que tiene el chaval que destruyó la ideología cambiándola por el consumismo, por el ansia de tener y tener y tener, ya sé que a está esta muy claro, pero por si acaso no me quedo con las ganas de decir que se llama Felipe González Márquez, sabio de Europa.


Eugenio Manuel Díaz Herezuelo
Junio, 2.013

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